Tenemos que remontarnos al fracaso comercial que supuso la consola Xbox en tierras niponas para encontrar el origen de este monumental proyecto. Con el lanzamiento de la nueva Xbox 360, Microsoft se propuso conquistar al país del sol naciente desarrollando un videojuego que conectase directamente con la mentalidad japonesa. No es extraño que apostasen por un RPG, no es extraño que despertasen de su letargo a una divinidad viviente como Akira Toriyama para dibujar los diseños de personajes, no es extraño que recurriesen a Hironobu Sakaguchi para desarrollar el juego, y no es extraño que contratasen a Nobuo Uematsu para componer su banda sonora. ¿Pero es que acaso contar con el staff creativo más espectacular de los últimos tiempos le basta a la todopoderosa Microsoft? Evidentemente, no. Para apoyar el lanzamiento de Blue Dragon desarrollaron una campaña perfectamente orquestada al estilo japonés que contaría con una serie de anime realizada por el Studio Pierrot (Naruto, Bleach…) y un manga que se publicaría en la revista de mayor tirada, la Shonen Jump de Shueisha.
Blue Dragon RalΏGrad es el producto de esta maquiavélica estrategia de Microsoft, pero no tenemos que olvidar que nos encontramos con el genial Takeshi Obata en los lápices, y ello supone un alto en el camino obligado para admirar el nuevo trabajo de aquél que tras saltar a la fama internacional con Death Note ha conseguido situarse en lo alto del firmamento artístico y ganarse un hueco entre los mangakas más venerados.
La historia nos cuenta la liberación de un adolescente que ha pasado toda su infancia encerrado en la más absoluta oscuridad para contener el abominable poder de una “sombra dragón” que posee en su interior. Ahora el mundo de la luz está en peligro y sólo él puede acabar con la Reina Opsquria que planea poseer a todos los seres humanos para alcanzar la belleza suprema.
La premisa es típicamente simple y efectiva pero el universo de Blue Dragon es demasiado complejo para desarrollarlo en solo cuatro tomos. Es por ello que el primer número resulta excesivamente cargado de información y explicaciones que terminan dando lugar a conversaciones forzadas e irreales. Esta ralentización del ritmo narrativo en un manga esencialmente de acción y sin más pretensiones que la de entretener resulta un tanto incoherente. En general, el guión del sospechosamente desconocido Tsuneo Takano es bastante previsible, poco consistente y forzado, aunque se perciben ciertos destellos de maestría que arrojan una luz de esperanza.
El aspecto gráfico es inmejorable. El trabajo de Takeshi Obata es un magistral ejemplo para todo aquél aspirante a mangaka. Un dibujo trabajado y detallista como pocos, con un perfecto uso de las sombras, unos personajes expresivos y un dominio del movimiento y las líneas cinéticas que su trabajo anterior no le permitía explotar. Una auténtica delicia poco habitual en las obras de la Shonen Jump, cuyo frenético ritmo de producción y los cortos plazos de entrega no permiten a sus mangakas dar lo mejor de ellos.
Blue Dragon RalΏGrad es un manga concebido como un producto esencialmente comercial pero que contiene ciertos elementos interesantes que aseguran una lectura entretenida, todo ello amenizado con el exquisito dibujo de Takeshi Obata.
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