Mucho ha llovido desde que el primer manga para chicas aterrizara en España: el honor recae en Candy Candy, que llegó a nuestro país en el lejano 1984.
Aunque el manga de demografía femenina podríamos decir que inició su tímida andadura inicial a mediados de los noventa, con títulos tales como Promesa, Sailor Moon y las obras de CLAMP, no fue hasta 1998 con la llegada de Marmalade Boy, todo un fenómeno cultural de la época, que la demografía comenzó a asentarse en nuestro mercado de una forma que parecía definitiva.
De este modo, al entrar en el nuevo siglo el número de títulos shōjo (y los ocasionales josei) licenciados por las editoriales comenzó a crecer año a año. De una docena de mangas diferentes pasamos a poder disfrutar del doble o incluso el triple en pocos años; podríamos decir que 2007 a 2009 fue la época dorada de la demografía en España, gracias especialmente a Ivrea, Panini y también Glénat que tenían una línea shōjo envidiable.
Sin embargo, la crisis llegó, la burbuja estalló… y el shōjo desapareció.
Vale, estamos siendo muy dramáticos (aunque en 2013 casi casi…), pero no hay duda de que el manga para chicas sufrió un duro golpe. Todas las editoriales tuvieron que adaptarse al nuevo mercado, concienciarse de que no todo valía ya, algunas perecieron por el camino de hecho (RIP Glénat/EDT, siempre estarás en nuestros corazones), y el shōjo manga fue de los que más sufrieron las consecuencias: ya no vendía.
Volvimos a, con suerte, la docena de títulos por año, muchos de ellos tomos únicos o series cortas. Ivrea fue la única en no arrojar la toalla, ya que Planeta Cómic y Norma abandonaron la demografía casi por completo.
Fue en 2015 cuando el shōjo manga empezó a dar vistas de una posible recuperación. Ivrea y la recién llegada Tomodomo demostraron que el manga para chicas todavía podía ser un superventas en España, con Aoha Ride y orange respectivamente. Otra editorial reciente como es Milky Way comenzó también a apostar tentativamente por la demografía con el excelente josei Kids on the Slope (además de contar en su catálogo con muchas mangaka mujeres) y Planeta recuperó a Wataru Yoshizumi. 2016 parecía también muy prometedor: Norma publicó El Monstruo de al Lado después de pedir su opinión a los lectores con una encuesta específica sobre shōjo y Planeta anunció una batería de títulos con los que recuperaban a autoras que les habían funcionado bien anteriormente, como la mentada Yoshizumi, Ai Yazawa o Yoko Kamio, además de apostar por la licencia de uno de los shōjo más popular de los últimos años, Daytime Shooting Star.
2017 parecía, ahora sí, el año del shōjo manga. En un mercado que ha florecido de nuevo, con cada vez más novedades y más diversas, con incontables shōnen y seinen, en el que el BL ahora sí funciona y el yuri empieza a hacer lo propio, solo faltaba ese último empujoncito para que el manga de demografía femenina volviera a tener ya no la misma presencia que el dirigido a un púbico masculino, porque eso no pasará nunca, pero al menos tener más opciones para escoger como en los buenos tiempos.
Aunque el año comenzó de forma decepcionante, con poco más que anuncios de reediciones y algún título solitario por ahí, el pasado Salón del Manga solidificó esta tendencia al alza, y nos dejó la promesa de que el 2018 será un buen año en lo que respecta al manga para chicas y mujeres. Reiteramos, no en cuestión de cantidad, sino, en este caso, de variedad. Desde la crisis el tipo de shōjo que nos ha ido llegando con cuentagotas ha sido prácticamente de la tipología de romance estudiantil, con su variación sobrenatural vampiresca y similar. ¿Recordáis cuando en Mision Tokyo hicimos un artículo para recomendar shōjo manga que explorara otros géneros y/o temáticas? Nos costó mucho encontrar ejemplos recientes por este mismo motivo.
Por esto lo más positivo que podemos destacar de las licencias del pasado Salón, además de la buena noticia de que llegue un título largamente demandado y con una extensión elevada como es Yona, es que hay donde elegir. ¿Que nos apetece algo dulce y romántico? Pues tenemos Amar y ser Amado, Dejar y Ser Dejado o Mi Chico Lobo. ¿Algo con un poco más de humor? Last Game. ¿Queremos algo con una trama de ciencia ficción o fantasía? Pues Children of the Whales o Yona son fantásticas opciones. ¿Un slice of life emotivo con toques mágicos? Le podemos echar un ojo a Susurros. ¿Qué tal algo de Magical Girls? ¡Pronto disfrutaremos de la secuela de Card Captor Sakura! ¿Samuráis y/o histórico? Pues resulta que ECC se lanza a recuperar a Yuu Watase con dos de sus obras inéditas. ¿Alguna adaptación literaria? Ana de las Tejas Verdes de Yumiko Igarashi. ¿Y si nos apetece algo clásico, porque el shōjo histórico es también importante y merece tener cabida en nuestro mercado? Semidiós de la gran Moto Hagio o la reedición de La Princesa Caballero satisfarán estas necesidades.
Aunque se ha publicado shōjo de todos los géneros casi desde los inicios de la demografía en nuestro país, hoy día sigue estando muy extendida la creencia de que shōjo = romance y romance = shōjo, cuando no es tan simple. La demografía solo nos indica a qué tipo de público está dirigida, no su temática, y ya es hora de ir dejando atrás estos prejuicios. La máxima de «hay que leer de todo» es absolutamente cierta, pero desgraciadamente hay muchas más mujeres que leen shōnen y sienen que hombres que hacen lo propio con el shōjo y el josei. El shōjo manga tiene mucho que ofrecer, y esperamos que estas licencias recientes sean un paso en la dirección correcta para que podamos volver a disfrutar de una sana selección de títulos en los próximos años y que el tipo de lector que no está muy convencido simplemente por su etiqueta se decida a darles una oportunidad.
(Agradecimientos a Asgard por su muy útil cronología del manga de demografía femenina en España)