El legado de Dragon Ball llega al final de su primer ecuador con la irrupción del hijo de Piccolo, el debut de Son Goku adulto y el enfrentamiento de ambos en el épico 23 Torneo de Artes Marciales. Todo esto, tras un viaje a los cielos para beber del poder sagrado de Kami Sama, a modo de colofón de la etapa más aventurera de la franquicia. ¡Se abre el telón de la batalla final gracias a Selecta Visión! El bien contra el mal a ras de tatami.
Con la derrota de Piccolo Daimaoh, el rey de los demonios juró venganza a través de su hijo, Piccolo Jr. Mientras éste preparaba su singular complot para asolar la tierra y derrotar al asesino de su padre, Son Goku decidió partir a los cielos terrenales con el objeto de conocer a Kami Sama y ser amaestrado por el mismo dios. Sin embargo, no solo recibió las enseñanzas de Kami Sama, que resultó ser el alter ego bondadoso de Piccolo, si no también las de su fiel sirviente Mr. Popo. Fueron meses de arduo entrenamiento para Son Goku, que le acabarían convirtiendo en todo un hombre.
Con el inicio del 23 Torneo de Artes Marciales, se produjo uno de los reencuentros más entrañables de la serie: Oolong, Bulma, Mutenroshi, Lunch, Ten Shin Han, Puar, Chaoz, Krilín, Yamcha y Son Goku se reunieron de nuevo bajo la lluvia arcoiris para librar la batalla más crucial de sus vidas.
Conforme se sucedieron los combates del torneo, los luchadores sacaron a relucir sus grandes avances tras su entrenamiento. El So Ki Dan de Yamcha, el Mafuba errado de Shen (Kami Sama encubierto), la cuadruplicación corpórea de Ten Shin Han o el valiente Kame Hame Ha de Krilín frente a Piccolo, fueron sin duda un espectáculo para los asistentes al torneo. Pese a esto, el ataque de amor acometido por Chichi frente a Goku fue el más poderoso, sucumbiendo en una boda improvisada en pleno tatami. Es la magia Dragon Ball.
La final, como no podía ser de otra manera, la protagonizaron Son Goku y Piccolo Jr. Este combate no solo ponía en juego el título de campeón del mundo, si no también el destino de toda la tierra. Pese a las espectaculares técnicas de Piccolo, como su conversión en gigante, nada pudo con Son Goku y su letal Bukujutsu, que pilló desprevenido al demonio, placándole hasta sacarlo del cuadrilátero.
Son Goku había ganado, y con ello, también lo hizo el mismísimo planeta Tierra. La bondad del guerrero dejó perplejos a todos sus amigos de la infancia, al otorgar una semilla senzu a Piccolo para que se recuperara y lucharan de nuevo en el futuro. Y así termina una historia épica, con Piccolo retirándose a su mundo oscuro lleno de rencor y Son Goku, junto a Chichi, surcando los cielos con Kinton para emprender una nueva aventura: su familia.
Las Bolas de Dragón unieron a estos grandes guerreros. Dichos lazos de amistad, infinitos y serpenteantes como el lomo de Shenron, permanecerían inquebrantables por el resto de sus vidas.