El Studio Ghibli, tras las negociaciones del productor Manuel Cristobal, de la película española «Arrugas» (disponible en DVD por Cameo), se ha hecho con los derechos de la película para estrenarla en el país nipón en cines, el próximo mes de junio, siendo una de las producciones que gozará del prestigio del sello y distribución de manos del estudio de Hayao Miyazaki e Isao Takahata.
Os reproducimos textualmente la carta de presentación que Takahata ha dedicado a la película:
«Arrugas» ha abierto nuevos horizontes para el cine de animación. Tanto el cómic original como la película tratan con gran valentía un tema que nadie puede ignorar pero que todos preferimos no enfrentar: la vejez.
Abraham Lincoln decía: \’Todo hombre de más de cuarenta años es responsable de su cara\’. Pero cuando llegamos a la vejez, eso no siempre es así. Es cierto que algunos viejos tienen una cara espléndida con arrugas talladas como hermosas marcas dejadas por el paso de la vida. Pero los rostros de la mayoría de los ancianos carecen de fuerza en la mirada y apenas tienen expresión. Desafortunadamente no son atractivos ni fotogénicos. ¿Quién quiere ver caras temblorosas, con babas, legañas y bocas que mascullan? El cine, un medio de expresión que solo muestra las apariencias externas, puede utilizar a las personas mayores como objetos para explicar la vejez desde un punto de vista social o para ilustrar problemas domésticos.
Pero es muy difícil filmar de forma íntima a los ancianos y mostrar sentimientos que no afloran a sus rostros, como el sufrimiento, la ansiedad o la rabia, preservando su dignidad. Lo poco que nos dice su apariencia no nos sirve. Pienso que al recurrir al dibujo animado, que usa una forma de expresión plana y poco apta para expresar sentimientos, Arrugas ha logrado superar un gran reto. Sin descuidar la severidad de lo que les ocurre física y mentalmente a los ancianos logra ofrecernos descripciones humorísticas y cariñosas. Sentimos empatía y comprendemos a los protagonistas aceptando todos sus disparates y su ternura. También nos damos cuenta de que no es que los ancianos de Arrugas sean especialmente fáciles de entender, sino que así son los viejos que nos rodean, e incluso nosotros mismos seremos así en el futuro. Es una idea que nos horroriza pero, a su vez, nos enternece.
Siendo un anciano y un ser humano que trabaja con dibujos animados no puedo menos que rendir mis respetos a la película «Arrugas».
Fuente: ElPaís