¡Saint Seiya ha vuelto a la televisión! Una noticia esperada por muchos de sus fans y al mismo tiempo odiada por una parte de sus seguidores, seguramente decepcionados tras la aparición de los primeros diseños de personaje y premisa argumental de la nueva entrega animada de la franquicia: Saint Seiya Omega. Una serie de TV de anime que presenta a un nuevo elenco protagonista como la nueva generación de caballeros de bronce con un diseño de personajes estilizado, semejante al graffiti-pop de Casshern Sins y con el influjo mucho más reconocible de las últimas entregas de las magical girls Pretty Cure (no en vano comparten equipo creativo), que difiere de los clásicos trazos del recientemente fallecido Shingo Araki y mucho más alejados del tosco grafismo de Masami Kurumada, artífice del manga que dio origen al fenómeno; una reinterpretación de las armaduras de los santos/caballeros dotándolas de una textura más flexible a imagen de trajes de neopreno ajustado; cajas de pandora desaparecidas en combate; caballeros femeninos sin máscara protectora a simple vista; un nuevo enemigo con apariencia etérea; vástagos inesperados etc. Demasiadas alteraciones para los acólitos del universo Saint Seiya más puristas, levemente supuradas con la inclusión de elementos importados de anteriores entregas: el santuario, el sistema de mentores para los santos de bronce, personajes rescatados del olvido, etc.
Sin embargo, aunque esas primeras y crecientes críticas negativas pudieran echar para atrás al más pintado (a tenor de la mala fama de otras secuelas creadas por Toei Animation, productora de SSOmega, como especialmente la malograda Dragon Ball GT) a buen seguro la mayoría dará su oportunidad a esta nueva creación. Tras un primer visionado al episodio piloto de SSOmega puedo concluir que, aunque no todo el monte es orégano, este nuevo capítulo del universo Saint Seiya puede sorprender incluso a los que reluctantemente solo esperan un producto con vagas referencias a la serie original. Pero empecemos con el análisis y basta de prolegómenos.
La primera escena nos sitúa en el santuario de Atenea donde Saouri Kido juega en un rellano con un bebé al que fácilmente asociaremos con Kouga, quien llevará la voz cantante como personaje protagonista de la serie. Inesperadamente surge de la nada un enemigo en forma de planeta rojo. Efectivamente, se trata de Marte/Mars, presentado oficialmente como el villano principal de SSOmega. Saouri protege a Kouga del ataque de este enemigo no sin ser afectada con unas extrañas marcas en su cuerpo y cuando apenas se repone para responder a la ofensiva aparece de la nada… ¡Seiya de Pegaso portando la armadura de oro de Sagitario! Varias dudas surgen al espectador conocedor del destino de Seiya tras la saga de Hades, final del manga clásico, entre otras secuelas como Tenkai-hen~Overture, Next Dimension o las novelas de Gigantomaquia, incógnitas que no serán resueltas de momento porque lo que acontece con la llegada de Seiya es un choque entre su técnica insignia Pegasus Ryuuseiken (Cometas de Pegaso) y los ataques de Marte.
Fundido en blanco, para dar paso al opening, una versión actualizada del original Pegasus Fantasy que in crescendo se torna de melancólica a rockera mostrando imágenes de todos los futuros protagonistas, con un breve aparición de los cinco clásicos de los que apenas se divisan sus siluetas. Sin duda un sabio movimiento por parte de Toei, conciliando a los fans puristas con la nueva obra a través de uno de los buque insignia del primer anime, compartiendo su mítico tema musical. Personalmente hubiera preferido una nueva canción para aumentar el excelente catálogo de melodías de la serie pero Pegasus Fantasy en su nueva interpretación es lo suficientemente épica para motivar con su visionado.
Un salto temporal nos traslada a las afueras de la mansión Kido, donde un adolescente Kouga entrena con su mentora, la caballero de plata Shaina de Ofiuco. Este Kouga inicial es un joven impetuoso por su inexperiencia y decididamente un pipiolo en el arte de la lucha con unos embistes fácilmente esquivables por su maestra. El entrenamiento diario se intercala con imágenes de Saouri y su guardaespaldas y hombre de confianza y se nos muestra que ella no salió indemne del ataque de Marte años atrás, siendo visibles las marcas en su cuerpo, un cuerpo debilitado que necesita del apoyo de un cayado, una novedad respecto a anteriores batallas. Aunque para la encarnación de Atenea no solo los años han cambiado su físico sino que además conocemos a una Saouri más pensativa y madura de lo habitual, en gran parte por la ausencia de Seiya y sus compañeros de los que aún no hemos tenido noticias.
Regresamos con Kouga y su entrenamiento que finaliza infructuosamente para el progreso del chico, herido por los golpes de Shaina. No obstante, siguiendo tópicos del shounen intuímos el potencial que progresivamente desarrollará como buen protagonista guerrero. La clase termina con una explicación de su maestra para introducirle en el mundo del control del cosmos, con ciertas reminiscencias a los entrenamientos de Seiya y Karin. La importancia del cosmos se respeta, ¿necesitamos más para seguir viendo? Sí, porque Kouga no es solo material crudo para la lucha sino que además es un joven sensible y taciturno, que mata el tiempo entre su formación como caballero recogiendo flores para quien representa su figura materna (sí, habéis acertado, Saouri Kido, de quien se considera su protegée/protegido) y durmiendo al aire libre. En uno de esos sueños e influido por el concepto del cosmos instruido por su mentora Kouga tiene visiones sobre alguien importante en su pasado: Seiya de Pegaso, tal y como le vimos por última vez luchando contra Marte, quien, entre tanto surge de lo que parece ser lava en un lugar alejado de la pacífica residencia Kido.
Marte no se hace esperar y se presenta frente a Atenea con la intención de poseerla, interrumpiendo una improvisada reunión de Kouga, Shaina, la misma Saouri y su guardaespaldas en la costa. Shaina intenta fútilmente defender a Atenea pero la guerrera es abatida irremisiblemente por el dios. Saouri se debilita a causa de las marcas que de nuevo surgen en su cuerpo y es apresada por Marte. Kouga, enfurecido por la repentina paliza que su mentora ha recibido e impotente por no poder atravesar el campo de fuerza que Marte extiende entorno a sí mismo tras tomar a Saouri inicia la ingnición de su cosmos. Breves flashbacks de Seiya hostigan a Kouga a llamar a su armadura, que en esta ocasión se extrae de su colgante con forma de rombo, confirmando nuestras sospechas sobre que las cajas de pandora han sido sustituidas por unos más prácticos objetos de bisutería. El episodio concluye con Kouga portando su armadura, la de la constelación de Pegaso, dispuesto a enfrentarse en solitario a Marte.
No puedo comentar acerca del tema musical de cierre/ending del anime puesto que en la primera emisión del episodio TV Asahi no lo ha transmitido, sino que el episodio se ha despedido con un avance del siguiente capítulo, en el que conoceremos al nuevo caballero del León Menor. La sensación general es que el episodio me ha sabido a poco. Tenía en su contra una ruidosa publicidad negativa vertida por los fans más acérrimos del anime original y el apego al mismo, pero también a causa de esa afición e interés por la franquicia sentía sincera curiosidad por la nueva serie. Por tanto, sin esperar una obra maestra en términos narrativos debo decir que SSOmega apunta maneras. Las incógnitas sobre la generación de caballeros se plantean sutilmente, dejándonos a la espera de confirmar nuestras sospechas sobre la continuidad entre sagas. No ha resultado ser una serie con entregas autoconclusivas y promete desarrollar una mitología propia adaptada a los nuevos tiempos, empezando por los soportes de las armaduras y continuando con el descubrimiento de esta nueva encarnación de la franquicia junto a sus personajes. A pesar de todo, creo que el diseño de los soportes es demasiado simplista siendo objetos sin ornamentos ni nada verdaderamente característico para generar hordas de merchandising, quizá los directivos no reflexionaron lo suficiente sobre las posiblidades económicas de los accesorios. También es destacable la acertada intención de actualizar la franquicia como es la de crear una mayor sensación de velocidad en los combates, apoyados en una animación muy fluida e incluso superior a los estándares habituales de Toei Animation.
Por lo poco mostrado los combates se basan en la agilidad de los personajes, más plásticos que hace 20 años, en los que les vemos moverse raudos y veloces y no tenemos que imaginarnos cómo atacan a la velocidad de la luz simplemente porque no alcacemos a ver su técnica, como nos hacían creer en la serie original y sus limitaciones. Las armaduras, una vez repuestos del desencanto de su apariencia no metálica, son un añadido a esta impresión de velocidad a la que me refiero y eso que aún nos quedan por ver las técnicas individuales marca de la casa, lo más impresionante de los combates de la saga. Y en cuanto a los personajes, es todo un acierto presentarnos a una Saouri por la que los años no han pasado en balde, afectada tanto física como espiritualmente; a un protagonista menos plano/bidimensional que el propio Seiya, demasiado pagado de sí mismo de quien necesitábamos un respiro (¿razón por la que muchas de las entregas de la franquicia no cuentan con su protagonismo a pesar de que de nombre a todas?); una recuperada Shaina dedicada a su labor de mentora, con lo que se ve el interés por mostrarnos a personajes secundarios a los que el propio Kurumada relevó al ostracismo; y por último un villano que parece no encajar del todo en la franquicia con su apariencia inmaterial, aunque si nos acordamos del invisible Crono de Next Dimension dejamos de fruncir el ceño.
En resumidas cuentas, emociones encontradas: por un lado alegría por el cuidado que Toei ha puesto a esta nueva creación, tanto a nivel técnico como al planteamiento de este episodio, pero por otra parte algo insatisfecho por lo poco que nos cuenta. No obstante, se me antoja que no está ni lo suficientemente anclado en la nostalgia ni lo suficientemente exento de complejos para apostar por más en sus primeros minutos. Aunque, si el objetivo del anime es dejarme con ganas de más y esperar el siguiente episodio verdaderamente ha conseguido generar un interés en mí para estar pendiente del siguiente capítulo. ¿Os animáis también a darle una oportunidad?