Algo tiene la política norteamericana que consigue acaparar la atención mundial cada vez que se acercan las elecciones presidenciales.
Esa esencia es lo que, en principio, causa que Takashi Jo, un joven periodista japonés, sea enviado tras la muerte de su madre a Washington como corresponsal. Su misión no es otra que la de seguir la trayectoria de Kenneth Yamaoka, senador por el Partido Demócrata en el Estado de Nueva York, que ansía alcanzar la ambiciosa meta de convertirse en el primer Presidente asiático-americano del país.
Kaiji Kawaguchi narra con un estilo dinámico el entorno frenético en el que se mueven los políticos, arropados por un extenso comité de asesores. Pero Eagle es más que eso. Envidias y orígenes familiares, esperanzas e incluso el amor tienen cabida en este fiel reflejo de nuestra sociedad.
Lo más interesante de su grafismo son los contextos en los que se desarrolla la trama. El autor nos transporta de Nueva York a Vietnam, pasando por la modesta Okinawa, sin perder credibilidad, logro que refuerza la expresividad de los personajes.
Es una obra recomendable para los que quieran involucrarse en una historia de rabiosa actualidad. Eso sí, llama la atención la estrategia de venta empleada por Glénat: han aprovechado la comparativa con Obama para acercarse a un público que no conoce el cómic japonés. El manga ha sido impreso en sentido de lectura occidental, invirtiendo el original. Las prisas se aprecian en las erratas del texto, algunas tan graves como un cambio en el apellido de un personaje. Pese a todo, hay que alabar el precio, puesto que por 10 euros podemos adquirir un tomo de 412 páginas. Esperamos que los siguientes estén perfectos. Eagle y su público lo merece.
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