El pasado fin de semana se celebró una nueva edición del Japan Weekend de Madrid, uno de los eventos más grandes de la capital y al que Misión Tokyo no pudo dejar de acudir. Durante dos días enteros se sucedieron en los diferentes stands una serie de actividades que saciaron nuestra sed otaku y que permitieron compartir nuestra afición con otros muchos fans del manga y del anime. ¿Qué tal nos lo pasamos pateando los pabellones 2, 4 y 6 de la Feria de Madrid? Os lo contamos en las siguientes líneas.
Como ya parece ser tradición, esta nueva edición no vino exenta de polémica: el precio de la entrada volvía a elevarse, con una legión de tuiteros que no parecían muy contentos con la decisión. A pesar de ello, el evento volvió a estar hasta los topes con una zona comercial donde más que productos se veían cabezas. Parece que el público responde y el evento sigue batiendo récords de asistencia (al menos a nivel de sensaciones, ya que la organización no ha proporcionado datos oficiales).
Polémica aparte, vamos a hablar de lo verdaderamente importante. ¿Mereció la pena invertir esos 15 euros en la entrada del sábado? Pues bien, actividades no le faltaron al salón, aunque bien es cierto que quizá no sean todo lo relacionadas con Japón como a muchos de nosotros nos hubiera gustado.
Y este es, quizá, el aspecto que más chirriaba desde el momento en el que la organización comenzó a anunciar a sus invitados. Por supuesto, la cultura japonesa se extiende mucho más allá que el anime o el merchandising puro. Los videojuegos, por ejemplo, son un ámbito que cada año crece en cuanto a presencia en este tipo de eventos y que creo todos celebramos. De hecho, en esta edición volvía a existir un rincón para los amantes de lo retro, con stands donde podíamos adquirir consolas y juegos antiguos y que ya no se encuentran en el mercado, así como una gran zona proporcionada por Xbox para probar sus lanzamientos más recientes. Además de esto, entre los invitados se encontraron, como es habitual, grandes cosplayers e incluso algún que otro cantante de kpop.
No podían faltar los puestos de ramen en los que, por cierto, había que armarse de paciencia si deseábamos probar bocado a eso de las dos de la tarde. Asimismo, varios escenarios ofrecían a los asistentes una programación que iba desde entregas de premios hasta concursos de baile, pasando por presentaciones (como la que hizo Fandogamia). No podemos olvidar a las distintas asociaciones, que estuvieron presentes en la feria con un plantel de actividades muy jugosas para cualquier amante de la cultura japonesa. También cabe hacer mención a la zona de artistas, uno de los platos fuertes de estos eventos, donde se junta talento e ilusión para la ocasión.
Ahora bien, ¿hasta qué punto puede encajar Jordi Cruz o una concursante de OT en este puzzle de kpopers, ramen y stands comerciales con figuras de aliexpress? Os dejamos a vosotros el juicio. Por nuestra parte, fue un fin de semana divertido que nos dejó con ciertas ganas de alguna que otra novedad con respecto a otros años o, quizá, de algo que realmente haga valer esos 15 euros -más gastos de gestión-.
¿Creéis que el precio de las entradas se estabilizará en un futuro? ¿Hasta cuándo seguirá asumiendo el fan este incremento?