Es habitual que los autores se acaben afincando en una demografía y un género en concreto. Ganan reconocimiento en esa parcela laboral en la cual se los enmarca y terminan por pulir su estilo en ese aspecto. Sin embargo de tanto en tanto se aventuran en algo distinto y el resultado acaba siendo cuanto menos curioso.
Jiro Taniguchi es un afamado mangaka siempre vinculado por su estilo realista y el costumbrismo que emana de su obra. Sus trabajos están muy influenciados por la banda diseñada europea de finales de los 70 e inicios de los 80.
Este manga que vamos a reseñar destaca entre sus obras por ser una ruptura clara con el material que suele ser habitual en el autor. En ella podremos encontrar a un Taniguchi que se separa del realismo y da un salto, literalmente de gigante, a unos mundos fantásticos y surrealistas de ciencia ficción.
Si queréis comprobar de primera mano esta incursión del autor en los terrenos de la fantasía y la SCI-FI europea de finales de siglo acompañadnos en esta revisión de las Crónicas de la Era Glacial.
Sinopsis
La Tierra ha entrado en una nueva edad de hielo. Los supervivientes han buscado refugio en las tierras del norte y tratan de sobrevivir como buenamente pueden.
En el Polo Norte, una mina de carbón alberga a unos cientos de trabajadores. Entre ellos se encuentra Takeru, el hijo ilegítimo del presidente de una de las mayores corporaciones del planeta.
La mina pasa por malos tiempos. Las instalaciones se desmoronan y los problemas no hacen más que multiplicarse. Los habitantes ven difícil sobrevivir al cambio de estación que se avecina.
El invierno promete ser duro y los suministros de la mina empiezan a escasear. Los transportes de mercancías que llegan de las grandes ciudades han comenzado a disminuir por culpa del mal tiempo.
Desesperados, un puñado de trabajadores tratan de escapar de la mina utilizando los pocos vehículos de los que disponen. Sin embargo, las corrientes de aire exteriores están también en su apogeo y dificultan su escapatoria.
Takeru, que se negó hasta ahora a aceptar sus responsabilidades como nuevo jefe de la base minera Tarpa deberá ejercer su liderazgo y apoyar a los supervivientes en una expedición al exterior.
Este es el comienzo de la búsqueda de Takeru a través de los páramos helados en los que se ha convertido la Tierra.
Guion
Si bien la historia podría dar la impresión de ser una Space Opera lo cierto es que no lo es en absoluto. El mundo de fantasía que el autor ha creado tampoco dista tanto del que nos podríamos encontrar en un hipotético futuro en el cual una Era Glacial asole la Tierra. Los animales que vemos así como la maquinaria se han adaptado completamente a su nuevo entorno. La mismísima sociedad humana ha tenido que reestructurarse para poder formar parte de ese concepto de mundo helado. Pese a todo, en este futuro distópico, todo es muy cercano y factible.
Algo novedoso que presenta este trabajo frente a otros del autor es la cantidad de acción que se nos muestra. El problema de este tipo de acción es que choca con el estilo narrativo habitual del mangaka, que sigue siendo igual de correcto que siempre, pero es demasiado pausado para una obra de este corte. La trama sabe ser dramática pero sin llegar a hacerse cargante y aporta las dosis justas de acción sin convertirse en una pura explosión de violencia.
Es curioso ver la inclusión de elementos tan extraños en la obra de Taniguchi como son las constantes expresiones soeces o la aparición de desnudos más o menos explícitos.
Hay que reconocer que sin duda esta es una obra muy hija de su época. El estilo fantástico bebe de toda la mitología de ciencia ficción europea de los 70-80. La tecnología, el modo de vida y la forma de comportarse de los personajes son un claro reflejo de esas tendencias del cómic occidental de aquel entonces.
Los personajes, a los cuales conviene no cogerles demasiado cariño, son 100% marca Taniguchi. Nos encontramos al típico protagonista que se encuentra en un lugar en el cual no quiere estar y arde en deseos por un cambio en su vida. La fatalidad se cruza en su camino y siguiendo la fórmula clásica es así como comienza su peculiar “viaje del héroe”.
El dibujo
No nos vamos a engañar. El dibujo es Taniguchi, eso ya lo dice todo.
Es realista y creíble. Fue una obra publicada en 1988 y reeditada en 2001 siendo uno de los primeros trabajos del dibujante. Sin embargo el hecho de que sea uno de sus primeros trabajos no implica en absoluto que nos encontremos frente a la obra de un autor novel.
Su trazo limpio y esmerado nos acompaña en todas y cada una de las páginas que componen estos dos volúmenes. El cariño por los detalles está presente tanto en los diseños de los personajes como en la composición de los fondos. Pese a que estéticamente es un trabajo muy bueno no está tan bien rematado como trabajos posteriores del autor como por ejemplo El almanaque de mi padre o El Olmo del Cáucaso.
El minucioso diseño del mundo helado de fantasía que nos presenta es visualmente muy atractivo. Los ingenios mecánicos creados específicamente para sobrevivir al entorno hostil encajan muy bien con el dibujo de ese bestiario de criaturas que se han adaptado para sobrevivir a la glaciación.
El estilo de dibujo tal como mencionamos antes es muy de la época. Ha sabido envejecer bien pese al paso de los años aunque puede que no sea del gusto de los lectores que estén más acostumbrados a los diseños de los autores de nueva generación.
Edición
El trabajo editorial de Planeta en esta reimpresión del clásico es muy meritorio.
El formato escogido es el de la edición rústica sin solapas con sobrecubiertas. La calidad del papel es excelente en conjunto. Las cubiertas exteriores, las sobrecubiertas y las propias páginas cuentan con un papel grueso y recio que le da un acabado estupendo a la obra. Las tapas, sobrecubiertas y algunas de las páginas interiores son a color lo cual es todo un detalle para apreciar el trabajo del autor.
El trabajo de traducción de Jesús Espí de Servicios Lingüísticos Daruma está a la altura del nivel de la obra. Mención especial para las notas aclaratorias de los nombres de los animales que al definir los caracteres con los que está escrito en el original le permite al lector crearse una idea mental más correcta sobre el nombre de las criaturas.
El contrapunto a tanta calidad, su precio. Lo bueno sale caro y el precio de cada uno de los volúmenes es bastante elevado pues se acerca bastante a los 20€.
¿Sabías que…?
- El autor es un apasionado del alpinismo y la escalada. Buena prueba de ello es el detalle con el que recrea el equipo de escalada que utilizan los personajes así como el correcto uso del mismo y de las técnicas de escalada.
- Crónicas de la Era Glacial se publicó por primera vez en España en 1995 y 1996 dentro de la revista Shonen Mangazine de la propia Planeta con el título Sobrevivir a la Nueva Era Glacial, pero no llegó a completarse. Esta es la primera vez que la obra estará íntegra en España.
- El segundo y último tomo será novedad de octubre, coincidiendo con el Salón del Manga de Barcelona.
- La colección Biblioteca Pachinko de Editorial Planeta cuenta con otras obras del autor como por ejemplo El almanaque de mi padre.
- Entre los galardones con los que cuenta Jiro Taniguchi están el premio Tezuka y el Shōgakukan, obtenidos respectivamente por las obras El tiempo de Botchan y Tener un perro.
Conclusión
El género costumbrista y del realismo nipón tiene uno de sus máximos representantes en la obra de del señor Taniguchi. En Crónicas de la Era Glacial podemos encontrarnos un trabajo experimental del autor pero que mantiene toda la esencia vinculada a sus trabajos anteriores y futuros.
El estilo de mangas del siglo pasado no es algo que sea del gusto de todo el mundo por lo cual es comprensible que a un lector aficionado a la ciencia ficción más moderna el estilo de dibujo que se ofrece en este manga le eche para atrás.
Todo aquel lector que sea amante incondicional del mangaka y un completista de su obra no debe de dejar pasar la oportunidad de incluir a su biblioteca personal las Crónicas de la Era Glacial. Sus diseños de ciencia ficción hard y su marcado carácter europeo son una ruptura con lo que el autor nos tiene acostumbrados ofreciéndonos un Taniguchi extraño pero conocido al mismo tiempo.