Pechanko ha sido el título ganador del V Concurso Manga organizado por Norma Editorial. La decisión de Norma ha coincidido con las de los lectores de Mision Tokyo, ya que de las diez obras que quedaron finalistas, Pechanko resultó la más votada por nuestros visitantes.
Enhorabuena al ganador.
Luke está convencido de que podría ser mucho más feliz si tuviese un amigo japonés. Claro que tiene sus mangas, sus videojuegos y montones de maquetas, pero ¿cómo podría compararse todo eso a la dicha de tener a alguien que le hablaría constanemente de Japón y que le llevaría al país del sol naciente en verano?
Ahora que su vida ha cambiado, se ha mudado a una residencia estudiantil de Barcelona y ha empezado la universidad con sus amigos Pau y Julia está convencido de que su frikismo podrá crecer por fin sin límites, asistir a todos los Salones del Manga, pasarse por todas las tiendas de cómics de la ciudad, hacer cosplay… ¡La energía de este chico es interminable!
Un buen día, al poco de comenzar las clases y con su acostumbrada hiperactividad, todos sus sueños parecen hacerse realidad, y es que en su mismo campus aparece un estudiante japonés. Luke, convencido de que su destino es que sean amigos del alma, trata por todos los medios crear una amistad con él, pero este chico, Takahiro, no resulta ser para nada lo que nuestro pobre protagonista esperaba, pues es extremadamente serio y todo lo contrario a Luke.
El joven Takahiro, harto de su país natal no desea otra cosa que empaparse de la cultura y la tradición occidentales, por lo que rechaza con cierto punto de mala leche a Luke una y otra vez.
Luke, lejos de rendirse y decepcionarse, se propone llegar a hacerse amigo de Takahiro (al que para desespero de éste a menudo llama “Taka”) y así hacerle ver las maravillas de Japón y de sí mismo.
Este manga trata de que la amistad entre personas de diferentes culturas es posible, pero también en la evolución que realiza Luke dándose cuenta de que Japón es mucho más que manga y Tokyo, y al mismo tiempo Takahiro irá aprendiendo que Occidente tampoco es tan maravilloso como había pensado. Cada uno de ellos entenderá poco a poco, y a veces de no muy buenas maneras, que su cultura propia es un tesoro y hay que respetarla, pero también que uno puede encontrar un verdadero amigo en la persona que menos espera.
¡“Jiku Jiku PECHANKO!!” va rebosante y directo al corazón!