No es ningún secreto que a los lectores nipones les encantan las historias de la patrulla Shinsen, los heroicos defensores de la antigua capital que pese a sus esfuerzos y repetidas victorias sobre sus enemigos terminaron en el bando perdedor tras la restauración Meiji. El Shinsengumi era una unidad de élite de espadachines formada a partir de los estratos sociales más bajos de la población; si tenemos que buscar un equivalente a nivel nacional en cuanto a renombre y estructura, esos serían posiblemente los tercios españoles de Flandes.
Yoakemono nos presenta una historia plagada de rigor histórico y fantasía a partes iguales, una obra magistral de la mano del otrora desconocido Yusaku Shibata.
Y vosotros, ¿tenéis lo que hay que tener para ser uno de Los lobos de Mibu?
Sinopsis
Gin y Jinro son dos jóvenes guerreros que viven en las montañas y forman un buen equipo. Un día, Gin decide que para mejorar deben viajar a la capital y unirse al Shinsengumi. Sin embargo, pronto queda claro que ellos no son lo bastante duros para manejar a la clase de gente que encontrarán allí. A Jinro los miembros del actual Shinsengumi le recuerdan a bestias, pero aun así está decidido a convertirse en el más fuerte y cumplir el deseo de Gin uniéndose a ellos.
Guion
Las historias de samuráis siempre venden bien. Si a ello le sumamos que la época escogida es el ocaso de esta casta feudal y que los protagonistas forman parte del idolatrado Shinsegumi podemos tener claro que el guion contará con muchos simpatizantes entre los lectores.
La trama bebe directamente de datos históricos acontecidos durante el Bakumatsu. Toma como protagonistas a los miembros reales de la patrulla Shinsen y adorna los acontecimientos con buenas dosis de fantasía.
El desarrollo narrativo es cambiante. En sus inicios tiene un planteamiento lento de introducción a los personajes y al modo de vida del Shinsengumi. Se toma su tiempo para asentar las bases de la historia y que el lector pueda empatizar con los protagonistas. El problema es que ese ritmo se acelera e intensifica irremediablemente hacia un precipitado desenlace de la trama. El motivo es bien sencillo: cancelación de la serie. Shibata pretendía hacer una obra larga y en base a ello el avance de la historia debía ser más pausado. Sin embargo el ultimátum de la cancelación le obligó a reestructurar el guion, convirtiendo lo que en principio sería un shonen de amplia tirada en una suerte de one shot en dos volúmenes. Como efecto colateral tenemos una lista de defectos estructurales graves entre los que destacan: numerosos agujeros en el lore, precipitadas batallas que pasan en su totalidad fuera de plano o un continuo goteo de secundarios que carecen completamente de peso y evolución en la historia. A consecuencia de esto el sentido de obra cerrada se escapa por todos los agujeros argumentales e incógnitas que permanecieron en la mente del autor al finalizar la publicación.
Sin lugar a dudas es un shonen con un inmenso potencial que fue abruptamente interrumpido por exigencias editoriales.
Las aventuras de Jinrô y compañía son divertidas y adictivas. Tienen un aire retro a los mangas de samuráis de la vieja escuela publicados a finales de los noventa y tan difícil de encontrar hoy en día. El componente fantástico es un extra muy interesante. Imprime a la narración un aire fresco que la diferencia completamente de las historias clásicas citadas anteriormente. La mezcla a partes iguales de personajes o hechos históricos reales con acontecimientos de leyendas y poderes misteriosos aporta al conjunto una atractiva dualidad.
El dibujo
Dime con quién andas y te diré quién eres. El diseño gráfico de Yoakemono es claro ejemplo de la evolución laboral del autor. Su peculiar estilo propio tiene marcadas características heredadas de aquellos maestros de los cuales Yusaku Shibata fue asistente. El dibujo recuerda en parte al peculiar toque que tenía Eiichiro Oda en los finales de su época como asistente de Nobuhiro Watsuki. Los diseños de los miembros del Shinsengumi así como sus personalidades pretenden ser fiel reflejo de los personajes históricos reales a los que representan. El manga repite la fórmula empleada por el autor de Rurouni Kenshin emulando las técnicas reales de espada de los lobos de Mibu así como sus personalidades y descripciones físicas. Todo esto se complementa con unas transformaciones bestiales cortesía de las espadas malditas Jû-jin.
Los diseños de los escenarios están bastante recargados llegando a tener algunas viñetas directamente caóticas. También es cierto que su representación es rigurosa con la ambientación y no desentona en absoluto. La recreación de la posada Ikedaya, el tempo de Tôji o las callejuelas de Kyoto son fieles a las postales de época.
Las armas personalizadas y la vestimenta clásica del Shinsengumi que portan los personajes dan el pego completamente.
Los combates a espada son un grato espectáculo visual que va in crescendo hasta el instante de la transformación animal, momento en el cual el autor se luce totalmente. El excesivo cinetismo de los combates puede hacer perder un poco el ritmo al lector haciendo que en más de una ocasión sea difícil seguirle el tempo a las luchas a espada.
Edición
Planeta tenía muy clara la edición que quería presentarnos de Yoakemono y la verdad es que han sabido hacer una gran labor. La obra se nos presenta en un tándem indivisible contenido en un muy bien rematado cofre de las dimensiones de una cinta VHS. Su PVP de 14,95€ la hace muy atractiva al tratarse de una historia breve y autoconclusiva.
¿Su formato? Pues sin sorpresas. Consta de un par de tomos de tapa blanda y con coloridas sobrecubiertas. La edición destaca por un pulcro trabajo de imprenta acompañado por una amena traducción que la convierte en una lectura liviana a la par que entretenida.
Pese a que no cuenta con alguna que otra paginilla a color lo que sí que trae es la siempre agradecida inclusión de los Free Talk del autor, repletos de divertidas anécdotas sobre el proceso creativo de la obra así como información referente a los personajes y sus contrapuntos históricos.
¿Sabías que…?
- El motivo principal por el que se canceló por parte de la Shonen Jump fueron las malas notas que sacó en los rankings internos de la revista así como el proceso de reestructuración que estaba padeciendo la Jump en aquel momento.
- El inicio de su publicación coincidió también con el de My Hero Academia. El éxito de esta serie eclipsó a Yoakemono en las encuestas y dio al traste con sus planes de futuro al igual que con otros títulos como Mitsukubi Condor.
- Tras la fallida publicación su autor no cejó en su empeño de contar una historia de samuráis. Prueba de ello es que posterioremente estrenó Sahara the Flower Samurai en la Shonen Jump GIGA, una historia autoconclusiva recopilada en un tomo único que tuvo buena aceptación entre los lectores.
- El manga apenas duró cuatro meses en las páginas de la Jump antes de que se decidiera darle carpetazo.
Conclusión
Yoakemono sabe a poco, eso es un hecho innegable. Es otra de esas obras con un gran inicio y un prometedor futuro que no fueron capaces de sobreponerse a las condiciones de la época en la que fueron publicadas. La historia aunque se queda literalmente en el aire tiene mucha miga y su dibujo nos entra fácilmente por el ojo con su estilo de corte clásico, reminiscencia de otros shonen de gran éxito.
Acción a raudales, pequeñas dosis de drama y una gran retahíla de escenas cómicas definen los trazos de esta atípica historia de samuráis.
Lectura diáfana donde las haya que hará las delicias de todos los amantes de los shonens de aventuras y en especial de los que gozaron con grandes historias de espadachines como Rurouni Kenshin, Vagabond, La espada del inmortal o Ninja Scroll.