Hablar de Sabu e Ichi es por extensión hablar de la evolución del manga a lo largo de la historia y uno de sus grandes autores. Shotaro Ishinomori es por algo el Rey del manga y basta con dedicarle unos minutos a esta obra para que eso sea más que evidente. Sabu e Ichi es una historia que cuenta ya con la friolera de 50 años a sus espaldas y pese al paso de los años este manga, al igual que un buen vino, ha sabido envejecer a la maravilla. Este viaje al Edo del shogunato Tokugawa nos traerá intrincadas investigaciones policiales que de seguro no os defraudarán.
Sinopsis
La obra nos narra las aventuras del joven Sabu, un asistente civil de las fuerzas policiales de Edo. Junto al protagonista estará su buen compañero Ichi, un masajista ciego que pese a su discapacidad es un diestro espadachín que pondrá su acero al servicio de Sabu en más de una ocasión. Juntos, esta pareja de Sherlock y Watson de la era Tokugawa, se encargarán de resolver los más variopintos asesinatos y crímenes que envuelven a los ciudadanos de Edo.
Guión
Los distintos episodios de la obra están narrados de una forma rápida y dinámica. Cada capítulo nos presenta un caso auto conclusivo en el cual los protagonistas tendrán que sacar a relucir todas sus habilidades como investigadores para encontrar al culpable. Cada una de las historias que incluye está muy bien narrada. Los escenarios, el fondo de los personajes, el uso del método deductivo o el uso de las metáforas enriquecen en gran medida la narrativa de la obra.
La historia da fiel reflejo de cómo era la situación de la época así como el modo de vida de los habitantes de la ciudad.
El dibujo
Los diseños de las viñetas son muy creativos para la época en la que fueron creados y dotan a la obra de un gran dinamismo. Los planos, los efectos visuales y los ángulos que emplea rompían lo que venían a ser las convenciones de la estructura de dibujo en aquellos años. Los trazos de los personajes, su composición y puesta en escena son fiel ejemplo de lo aprendido por Ishinomori de aquel que fuera su mentor, Osamu Tezuka. Pese a todo, por alargada que sea la sombra del Dios del manga, los diseños del Rey tienen un matiz propio y personal, algo que su propio maestro siempre supo reconocerle.
Edición
Planeta Comic ha sido la encargada de recopilar en cuatro tomos las peripecias de esta bien avenida pareja de investigadores. Se ha editado la obra en un formato kanzenban emulando a su homóloga edición nipona. Tanto la calidad del papel como el acabado de la encuadernación o la impresión son francamente buenos.
La traducción de la obra corre a cargo de Daruma que vuelve a hacer un muy buen trabajo.
Si bien el precio se podría considerar algo elevado, el detalle de la edición es muy cuidado, su traducción es impecable y la obra hace justicia al trabajo de tan magno autor.
¿Sabías que…?
· El personaje de Ichi es un claro homenaje al famoso Zatoichi.
· El Rey del manga llegó a publicar un total de 770 obras a lo largo de toda su vida.
· La obra cuenta con una versión en anime de mediados de los setenta.
· Ishinomori es también el conocido autor de Kamen Raider o Super Sentai.
Conclusión
Los relatos de Sabu e Ichi son una de esas obras que todo buen aficionado del manga debería, si no poseer, al menos dedicar un tiempo para su lectura. Las historias son breves, auto conclusivas y muy inmersivas. Tanto la narrativa como el diseño se hacen visualmente muy gratos y llegan a enganchar de verdad al lector. El espíritu del período Tokugawa se siente vivo a través de los personajes. Su modo de actuar, sus costumbres, forma de hablar o los roles que cada uno representa en la sociedad son fiel reflejo de aquel Edo feudal.
Si os gustaron obras como Rurouni Kenshin, Vagabond o La espada del inmortal sin lugar a dudas debéis darle una oportunidad a este manga que pese a llevar medio siglo a sus espaldas desde su primera publicación ha sabido no perder ni un ápice de carisma.