Mirai, mi Hermana Pequeña llegará a los cines españoles el 15 de marzo de la mano de Sherlock Films. La nueva película de Mamoru Hosoda (La Chica que Saltaba a Través del Tiempo, El Niño y la Bestia, Wolf Children) está teniendo una acogida apabullante tanto por parte de público como de crítica, logrando incluso nominaciones a los Oscar, los Globos de Oro y los Critics’ Choice Awards en la categoría de mejor película de animación.
Desde Misión Tokyo hemos podido asistir al preestreno de la cinta gracias a Sherlock Films y os contamos en este análisis nuestras impresiones.
¿De qué trata?
El pequeño Kun, de cuatro años, deja de ser el centro de atención de sus padres cuando nace su hermana Mirai. Frustrado y algo molesto, empieza a experimentar situaciones en casa que nunca había vivido. Pero las cosas cambian de forma mágica cuando la versión adolescente de su hermana viaja en el tiempo desde el futuro para vivir junto a Kun una aventura extraordinaria más allá de lo imaginable.
Mirai, Mi Hermana Pequeña nos presenta una historia cuya trama, de entrada, es bastante mundana a la par que sencilla pero que irá abriéndose ante nosotros creando una compleja cebolla llena de sentimientos y reflexiones tan maduras que olvidarás que lo estás viviendo a través de los ojos de un niño.
En el mismo tráiler podemos apreciar que a pesar de la cotidianidad de la trama, Hosoda nos regala un mundo lleno de imaginación y aventuras fantásticas que van in crescendo a medida que avanza la película, mezclando magia y realidad con la maestría a la que nos tiene acostumbrados. Además, el director vuelve a demostrarnos su gusto por los saltos en el tiempo llevándonos adelante y atrás en la historia de esta familia.
Los personajes: todo queda en familia
Todos los personajes, a excepción de los terciarios, pertenecen a la familia de Kun. Nos presentan primero un núcleo familiar sencillo: unos padres y sus dos hijos. Y poco a poco nos irán dando pinceladas de abuelos, tíos, bisabuelos y ¡hasta el perro! para que conozcamos a fondo a esta entrañable familia no solo en la actualidad, sino también en el pasado y en el futuro.
La evolución de los personajes es un punto a destacar. Una madre trabajadora, un padre despistado, una Mirai adolescente, un bisabuelo cojo, un perro con aires de grandeza… Pequeñas piezas hechas con mimo para formar el puzzle de una familia como otra cualquiera. Sin entrar en spoilers, es increíble como en una película relativamente corta nos brinda unos personajes tan redondos, y es que no será solo el que pequeño Kun el que se verá obligado a madurar a marchas forzadas con la llegada a casa de Mirai.
Pequeños grandes dramas
Los celos a una hermana pequeña o la dificultad de compaginar la paternidad con el trabajo son algunos de los ejemplos de retos a los que se enfrenta la familia de Kun y con los que la mayoría de los espectadores se podrán identificar en mayor o menor medida. La vida a través de los ojos de Kun es muy épica y es que todo le queda grande.
La imaginación de un niño, así como su inteligencia emocional en las etapas más tempranas de su desarrollo se convierten en la pantalla perfecta para recordarnos los dramas que nosotros ya dejamos atrás y que ahora vemos insignificantes.
Kun no soporta a Mirai, se enfada con sus padres constantemente y tiene miedo a montar en bici y esas pequeñas cosas a través de su inocencia y la magia de la película se convierten en una aventura en sí mismas.
El triunfo de Hosoda, más allá de la animación o la creación de escenas más o menos espectaculares, es la maestría con la que combina la fantasía con temas tan complejos y nucleares como la infancia, la madurez o el miedo. Y es que si hay algo que comparte toda su filmografía -y Mirai no es una excepción- es precisamente eso: a través de un prisma fantástico, de magia y viajes en el tiempo, nos muestra un espejo a través del cual se mira el espectador. El director nos ofrece un pequeño espacio para reencontrarnos y eso mismo es la razón por la cual sus películas son tan humanas.
Color y detalles
Es digno de mención el dibujo de esta película. El diseño de los personajes evoca mucho a otras obras de Mamoru Hosoda en su estilo sencillo y sus rasgos, además de en sus colores claros casi tirando a pastel. Esto los hace contrastar con los fondos, que tienen en general colores mucho más vibrantes y mayor detalle. Los escenarios van desde lo más mundano hasta el colmo del surrealismo, según la escena, y todos ellos cuidados al extremo. El resultado final es un filme que, sin duda, te entrará por los ojos.
Conclusión
Mirai, mi Hermana Pequeña es la nueva imprescindible de Hosoda. Algunas escenas nos recuerdan a sus clásicos, como la transición entre ejes temporales que evoca a La Chica que Saltaba a Través del Tiempo y cierta escena en el primer despunte surrealista de la película que parece un tierno guiño a Wolf Children. Sin embargo, no intentéis buscar aquí a Yuki o a Makoto, porque no los vamos a encontrar. Mirai es otra cosa, para bien o para mal. Eso sí, al final de la proyección volverás a creer en la humanidad, regresando a casa con el corazón lleno de ternura y ganas de abrazar a tu hermana pequeña, esa con la que nunca te llevaste muy bien.
Con sus más y sus menos, es una película para todos los públicos que ha trascendido más allá de los fans del anime. Recordemos que, aunque la animación japonesa ha hecho múltiples incursiones en el mundillo de los Oscar, solo una película anime ha logrado llevarse la estatuilla a casa, nada más y nada menos que El Viaje de Chihiro de Hayao Miyazaki (Studio Ghibli) en 2002.
¿Podrá Mirai repetir esta hazaña? En poco más de un mes todos podremos disfrutar en cines de esta gran película y ver con nuestros propios ojos todos los detalles que tiene y que os hemos contado. La cinta lo merece y poder disfrutar de grandes obras de anime en cines con este cuidado realmente es una alegría para los fans del anime y la animación en general. ¡Nos vemos en el cine!
Cat y Eonlia.