El cine sigue aprovechándose del tirón de la nostalgia para intentar llenar sus cada vez más vacías butacas. Ghost in the Shell es uno de esos films emblemáticos para el público español dado que fue una de las primerísimas películas de animación que nos llegaron desde Japón. En muchas de nuestras casas el VHS obra de Mamoru Oshii tiene un puesto fijo en la estantería que nuestro amor propio de aficionados nos obliga a conservar. Es por esto que cada vez que Hollywood le echa el guante a una de nuestras preciadas obras de anime la reacción mas habitual sea ponernos a temblar. Patinazos anteriores como la adaptación de All you need is kill o la infame Dragon Ball Evolution no han generado grandes precedentes así que es normal que la gente saque su entrada con ciertos prejuicios. Los fans incondicionales de Shirow Masamune deberán de juzgar si en esta ocasión el cine norteamericano los ha vuelto a defraudar o por lo contrario consideran que esta particular adaptación se merece el indulto y no formar parte de la anterior lista de fracasos en taquilla.
HOLLYWOOD VS SHIROW
La historia que nos presenta el film es la de un mundo en que cual la humanidad pretende aprovecharse de la cibernética para así trascender y poder superar poco a poco las barreras de la propia mortalidad. Los humanos evolucionados robóticamente pretenden integrarse en la sociedad pero hay ciertos grupos pacifistas y terroristas que tratan de desenmascarar la verdad oculta tras estos avances tecnológicos. Es en este punto en el que se presenta la historia de la Major Mira Killian(Scarlett Johansson), un prototipo avanzado de humano casi completamente máquina. Del mismo modo que en el film de los 90 los integrantes de la peculiar Sección 9, dirigidos por su jefe Daisuke Aramaki (Takeshi Kitano) tendrán que dar captura a un a un buscado y violento hacktivista. Los secretos ocultos de la evolución robótica humana perpretrados por la omnipresente Hanka Robotics quedarán expuestos mientras se revela su relación con los orígenes de la Mayor y sus adversarios.
EN BUSCA DEL FANTASMA
Si hemos de enfrentarnos al visionado de la película podemos hacerlo de dos maneras.
Si nos sentamos en la butaca con mentalidad de simplemente ver una película de acción Ghost in the Shell no nos va a defraudar porque es un producto muy enfocado en ese aspecto. Las escenas de tiroteos y combates ciberpunk están presentes de forma constante y encajan muy bien con los cambios al guion efectuados por Ehren Kruger (Arlinghton Road, The Ring y Transformers).
Si por el contrario nuestra idea de cara a la película es el de buscar constantemente referencias a la franquicia GITS acabaremos saliendo del cine con un mal sabor de boca. Las referencias a Stand Alone Complex o Innocence están ahí. Algunas secuencias son calcos casi directos de lo visto en la película de los 90. Su impacto visual es el adecuado pero su ejecución falla en todos los sentidos y termina por conseguir el efecto contrario en el aficionado.
La historia tiene constantes altibajos narrativos. El inicio de la película es cautivador pero poco a poco la emoción se vuelve cansancio y puede que más de un espectador termine por mirar el reloj de soslayo durante la proyección.
CIBERPUNK MADE IN AMERICA
El trabajo de dirección de Rupert Sanders es tan escaso como su filmografía. Las tomas son confusas y el mundo futurista que intenta plasmar en pantalla es caótico y no termina de llegarnos. Los planos que escoge son completamente los opuestos a los empleados originalmente por Oshii apostando en su lugar por unas secuencias enfocadas a gustar al público norteamericano. Recursos que denotan vagancia como las explosiones y los tiroteos remplazan casi en su totalidad a las escenas oníricas y los contrapicados de la ciudad tan emblemáticos con los que contaba la OVA.
La ambientación se encuentra a caballo entre Blade Runner y Deus Ex consiguiendo un mundo ciberpunk bastante fiel al del manga.
Los diseños de vestuario son acertados y respetuosos con lo que han visto anteriormente los seguidores de GITS. No podemos decir lo mismo de otros aspectos como las armas, que no se parecen ni por asomo a los diseños de los bullpup fabricados por Seburo a los que Shirow nos tiene acostumbrados. Muy decepcionante.
El apartado sonoro del film obra de Clint Mansell es bastante anodino teniendo en cuenta el buen hacer de un músico vinculado tanto al cine como a los videojuegos y la animación japonesa. Mención especial para el remix del tema central de la película realizado por el famoso Steve Aoki.
SOY LA MAYOR JOHANSSON Y DOY MI CONSENTIMIENTO
El líneas generales el trabajo actoral es intenso pero demasiado frio.
Scarlett Johansson intenta con todas sus ganas meterse en el papel de la Mayor pero en su afán de emular la personalidad de la Kusanagi de Oshii acaba por fracasar. Casi siempre la veremos taciturna y cabizbaja con unas constantes dudas existenciales, que si bien reflejan la inseguridad que siente sobre su persona, nada tienen que ver con los que le rondaban en la cabeza a su homóloga de animación durante sus inmersiones submarinas.
Figurantes. Es la única palabra que podemos emplear para definir al resto del elenco de actores. Dicen sus frases, recuerdan vagamente a los personajes que encarnan y poquito más. Pausada y poco trascendental es la actuación del maestro Takeshi Kitano. Cuenta con un par de escenas potentes pero gran parte del film está sentado y fuera de plano limitando su interacción en lugar de estar constantemente coordinando las operaciones de su Sección 9. Descoloca un poco que sus líneas sean en japonés con subtítulos pero es un recurso que encaja muy bien y es agradable en pantalla.
CONCLUSIONES
El Ghost in the Shell de Shirow Masamune pretende ser una reflexión filosófica sobre el alma humana, su trascendencia cibernética y la evolución del ser humano, tanto física como espiritualmente. Hollywood en cambio nos ofrece un Ghost in the Shell pero sin la visión del Ghost que tenía el autor. Las voces en castellano han terminado por sesgar ese vínculo con el manga original al omitir directamente el término “ghost” como alma humana dentro de la máquina.
Johansson y compañía interpretan de forma comedida un film con una aceptable realización dentro de los standares del cine de ciencia ficción norteamericano. Moderado entretenimiento y buenas dosis de acción forman el tándem principal de una película que intenta reforzar sus puntos flojos con continuas referencias a una obra original que ni director ni actores consiguen transmitirnos.