Texto: mimotaku y hidefan
El 23 de abril se suceden importantes efemérides por el Día del Libro y actualmente en España podemos presumir de un catálogo de novedades diverso a todas luces. No obstante, en el transcurso del presente año la presencia de mujeres mangaka dista de ser tan representativa como la de sus compañeros de oficio. Nombres como los de Rumiko Takahashi, Wataru Yoshizumi, Minami Kanan, Ai Yazawa, Shinobu Ohtaka, Kotomi Aoki, Kaoru Mori y Yana Toboso son habituales en los lanzamientos de cada mes, a las que se suman con cada vez más notoriedad autoras como Hozumi, Asumiko Nakamura o Robico entre otras pocas alternativas. Habréis notado que apenas hemos mencionado a algo más de una decena de mangakas… ¿A quién le parece suficiente esta cifra? En Mision Tokyo echamos en falta que autoras ya publicadas vuelvan a ser reconocidas por el público y para ello hemos elaborado un listado en el que proponemos a varias de las creadoras que querríamos volver a ver engrosando nuestras estanterías.
Kozue Amano
Con apenas una obra publicada, considerando como una sola composición al binomio Aqua y Aria, Kozue Amano nos conquistó con su particular visión de la vida en unos siglos en el planeta Marte en una suerte de réplica de la terrestre Venecia. En las preciosistas páginas de su factoría encontramos detalles al milímetro que nos hacen dudar si realmente nos encontramos viajando por la mismísima ciudad italiana guiados por las undine (empleadas de una agencia de transporte en góndola) y poco importa que se trate del futuro, su ambientación es intemporal. La tranquilidad que evocan sus imágenes va en consonancia con la delicadeza y el tempo que la autora transmite en las relaciones entre personajes. Actualmente Amano se dedica a Amanchu, en la cual regresa al mar y aunque fue llevada al anime, seguimos sin poder disfrutar de su arte como una joya escondida.
Miho Obana
Obana es una autora inclasificable y como muestra podríamos decir que su obra más conocida, El juguete de los niños (Kodomo no omocha), es una de esas historias que aun habiendo cumplido varias décadas consigue romper todos los esquemas y jugar con las expectativas de los lectores. En España nos llegó tarde en comparación con otra serie coetánea con la que compartió revista, Marmalade Boy, pero a buen seguro de haber contado con el acompañamiento de su anime podría haber sido otro fenómeno en el sector, como sucedió en su país de origen. Planeta Cómic nos prometió la kanzenban y seguimos esperando aunque el anuncio de la correspondiente de No me lo digas con flores (Hana yori dango) aviva nuestras esperanzas pero, ¿y el resto de la bibliografía de su creadora? Obana no se acomoda con ningún género y propone historias de ciencia ficción e intriga en Partner, comedia con Pochi o misterio y poderes sobrenaturales en Honey Bitter, la última obra en la que trabaja y en la cual nos reencontramos con ¡Sana de El juguete de los niños!
Chiho Saito
A pesar de que Saito se dio a conocer con la adaptación alternativa de Utena, que ya de por sí es todo un lujo, al menos tres más de sus creaciones llegaron a nuestro mercado, demostrando lo prolífica que podía ser más allá de su compromiso con el colectivo Be Papas. En Corona de flores nos acercamos a su lado más aventurero y con El mundo de S y M a su vertiente más fantástica pero sin duda es en Kanon donde vemos el potencial dramático de la mangaka, proponiéndonos una historia hilada con sutileza hasta su desgarrador final, que no deja indiferente a nadie. Con todo el arsenal de recursos estilísticos y narrativos de los que hace gala la autora nos apena que llevemos años sin saber de su producción. Quizá las editoriales deberían plantearse algunas de sus obras como Basilis no musume o Anastasia Club, en las cuales las protagonistas hacen gala de su astucia y tenacidad o su particular visión del ladrón de guante blanco de Maurice Leblanc en VS Lupin.
Kazuya Minekura
Es todo un error clasificar a las obras únicamente atendiendo a su demografía respecto a su revista de origen y como respuesta tenemos a Kazuya Minekura dispuesta a batallar con cualquiera que se atreva a calzarle una etiqueta. Un claro ejemplo es su obra más conocida y que aquí pudimos disfrutar parcialmente, sobre todo porque aún sigue en curso con múltiples spin-offs. Hablamos de Saiyuki que podríamos describir como ¿shōjo? ¿shōnen? ¿josei? ¿BL? ¿seinen? Pues todos y ninguno porque como decimos la demografía no empaña al amplio catálogo de temáticas que combina a la perfección en sus creaciones y es un esquema que se repite en ¡todas! Bus Gamer, Wild Adapter, etc. Su estilo gráfico es tan personal que debería ser una marca propia en nuestro panorama editorial y no ser relegada al ostracismo como sucede en la actualidad.
Shiori Teshirogi
Teshirogi es una autora con mucho mérito, siendo capaz de reinventar un mito tan anclado en la repetición de la misma fórmula como Saint Seiya. Además de añadirle su propia impronta consiguió revivir la franquicia y despertar el interés a las nueva generaciones con Saint Seiya The Lost Canvas, considerada por muchos como superior a la original tanto en el apartado técnico como en la narrativa. No en vano antes de lanzarse en solitario fue asistente de otra de las autoras mencionadas en este artículo, Kozue Amano, por lo que no es casualidad que la creatividad vaya de su mano. Pero no es todo Saint Seiya en su universo, por más que echemos en falta su continuación Saint Seiya The Lost Canvas Gaiden, sino que también se atreve con otro de los inesperados fenómenos de los últimos años: Free! con su protosecuela High Speed. ¿Para cuándo otra ración de sus series?
Yuki Kaori
Mientras que buena parte de sus obras han sido publicada en otros países, en España solo nos llegaron dos, ambas hace ya más de una década y totalmente descatalogadas – cualquier aficionado o aficionada algo reciente es muy posible que ni siquiera conozca el nombre de la que es, sin duda, la reina del shōjo más truculento. «No me gusta el shōjo porque son todos iguales, historias sensiblonas que no me van nada» es algo que solo diría alguien que jamás ha tenido en sus manos un tomo de esta señora, que no es que sea conocida por andarse con chiquitas, precisamente. Lo enfermizo, cruel y despiadado nunca fue más atractivo que bajo el espectacular estilo de dibujo de Yuki, una autora que merece de todas todas ser rescatada del olvido.
Yuu Watase
La vida da muchas vueltas. El mercado del manga, todavía más. Autores que en su día no vendían nada ahora copan las librerías, mientras que autoras de las que teníamos la garantía de que nos llegaría todo ahora están en el limbo. ¿Cómo es posible que la autora de un manga tan hiperconocido como es Fushigi Yugi ahora provoque temor y desconfianza en los editores españoles? ¿Por qué ninguna editorial se ha animado a editar el único tomo que queda para completar Fushigi Yugi Genbu como sí han hecho con Saint Seiya Episodio G o La Espada del Inmortal? Desgraciadamente no tenemos respuesta a estas preguntas, pero sí tenemos la esperanza de que tarde o temprano terminen por llegar sus obras inéditas: la comedia romántica Zettai Kareshi, el curioso BL Sakura Gari o el manga de aventuras Arata Kangatari. Con este último no hay excusa con lo de que el shōjo no vende… ¡Es shōnen!
Quién sabe, tal vez la nueva entrega de la saga Fushigi Yugi con la historia de Byakko relance su popularidad y podamos volver a disfrutar de sus trabajos.
Maki Usami
Maki Usami no es una autora revolucionaria. No es una autora que ofrezca propuestas innovadoras, al contrario, se siente muy cómoda en las historias más convencionales. Adolescentes enamorados y romances en el instituto proliferan en sus trabajos, sí, ¿y qué? Si es una fórmula es porque funciona, y Usami es una mangaka que ante todo hace mangas BONITOS. Mangas que te los comerías de lo dulces que son y que te dejarían un regustillo de lo más agradable en la tripa. Y a lo mejor podría haberse convertido en una habitual en alguna otra editorial, pero por a o por b nos quedamos únicamente con el monísimo El Autobús del Amor y nos hemos perdido otros títulos como Koi*Oto, Kokoro Button o Yuugure Light. Esperemos que ahora que Planeta está recuperando a autoras de su catálogo decida darle una nueva oportunidad a Usami.
Chica Umino
De vez en cuando nos llegan joyitas inesperadas que suponen un aire fresco en el saturado mercado del manga más comercial. Y hubo una época en la que Panini nos trajo algunas autoras y obras que valían mucho la pena, caso de Hinako Ashihara y su Reloj de Arena, Yôko Maki y su Baby my Love o Chica Umino y su Honey & Clover. Volver a apostar por Umino sería, básicamente, licenciar 3-Gatsu no Lion, y asumámoslo: depende de según qué editorial vender el slice of life es complicado, y si ya le sumamos el trasfondo del shogi (el ajedrez japonés) podríamos estar hablando de suicidio económico. Pero por determinados autores podría valer la pena arriesgarse, y Umino es una de ellas, una autora con un estilo muy reconocible especialista en contarnos historias muy humanas y terriblemente cercanas. Y hey, es ganadora del Manga Taisho, de los premios Kodansha y de los premios Tezuka, ahí es nada.
Narumi Kakinouchi
Estaremos eternamente agradecidos por la llegada del universo de Vampire Princess Miyu y sus obras relacionadas a España como también son eternos los personajes que pueblan las historias de Narumi Kakinouchi. Con su característico trazo de tinta china tan estilizado es lo más cercano a leer poesía en manga de lo que hemos estado en nuestro mercado. Quizá una de las mayores virtudes de la autora es saber transmitir el sentimiento que pondera en la mayor parte de su producción: la melancolía, que también nos invade al saber que llevamos tantísimos años sin poder leer nada en español de su exquisito catálogo. Su idiosincrática visión de la eternidad, la desdicha de quienes la sufren y la delicadeza con la que te invita a su mundo no es una sensación que transmita cualquier mangaka, por ello reivindicamos justicia por esta creadora única. Pero no todo es angustia, desazón y vampiros, también hay lugar para un extenso repertorio de historias de misterio, acción, aventuras y ocultismo, siempre con la sutileza marca de la casa.
Y vosotros, queridas personas que nos leéis, ¿a qué mangaka echáis en falta en vuestra colección?