Cuando uno acaba de ver Paprika no sabe exactamente porqué pero es consciente de que ha visto una excelente película. El primer adjetivo que se me pasa por la cabeza al pensar en el último proyecto de Satoshi Kon es “desconcertante”.
Paprika se centra en el maravilloso mundo de los sueños. Una empresa, gracias a las habilidades de un cerebrito que consigue crear el MiniDC, un chisme que permite materializar en forma de imágenes los sueños de las personas e incluso participar en ellos. Un gran avance para el mundo de la psicología que de esta manera podrá solucionar con más garantías los problemas de la gente. Pero el proyecto no está completo, tan sólo se han creado unas pocas unidades y no deberían ser de dominio público. El primer problema surge cuando el MiniDC es robado. Se encienden todas las luces de alerta, puesto que en las manos equivocadas podría ser muy peligroso.
Los miembros del equipo encargado de desarrollar el chisme de marras con la ayuda de un policía –conejillo de indias del MiniDC– son los encargados de intentar descubrir quién había robado el valioso aparatejo. Juntos, pero no revueltos, van adentrándose en una trama sorprendente, caótica y absurda… Vamos, como un sueño. A medida que avanza la historia vemos como el MiniDC va evolucionando hasta cotas insospechadas, permitiendo más disparates gráficos y argumentales que convergen en un final onírico-apocalíptico-decadente como pocos se han visto en la animación japonesa.
Paprika es una historia que mezcla con gran maestría un poco de todo: aventura, acción, romance, ciencia ficción, humor, suspense, etc. Un coctel bastante completo con el que al final se consigue un gran resultado.
Satoshi Kon siempre consigue sorprender. Sin proyectos mediáticos ni presupuestos astronómicos, se ha convertido en uno de los grandes directores de animación del mundo, con un estilo inconfundible y una calidad sobresaliente.
Paprika
Año: 2006
90 minutos
Director: Satoshi Kon
Animación: Madhouse
Productores: Sony & Madhouse