Riyoko Ikeda es una de las mangakas más versátiles de Japón, más que por su trabajo como creadora de historias destaca por su faceta como cantante de ópera y escritora de novelas. Ikeda debutó a los 20 años con la historia corta Bara Yashiku no Shojo, cuyo título es un guiño hacía su autor favorito, Osamu Tezuka, quien escribió la historia Bara Yashiku no Nazo. Su trabajo de mayor repercusión fue La Rosa de Versailles que revolucionó el shojo, acercándolo al gran público.
Nos encontramos ante la historia más larga y más ambiciosa de Riyoko Ikeda, donde la autora mezcla sus grandes pasiones: la historia y la música.
La historia nos transporta a una época de decadencia burguesa con los ecos de la revolución rusa y la I Guerra Mundial no demasiado lejos. Ikeda nos presenta una protagonista torturada, no sólo por su obligación de tomar el papel de hombre sino por ocultar un pecado capital, amante de la música y pieza clave en las vidas de Klaus e Isaac. El guión está estructurado como cualquier novela épica de época, con todos los elementos relacionados entre sí siendo imposible localizar uno que se haya quedado colgado. El referente histórico es perfecto y se nota el estudio que la autora realizó antes de comenzar a publicar.
El dibujo es típico de mediados de los 70 con ojos enormes y muy brillantes, esbeltas figuras y pantalones acampanados. Al mismo tiempo está lleno de todo tipo de simbolismos, desde la danza macabra del medieval tardío a la aparición del Valhalla, que acompañan a la perfección la puesta en escena del guión. Ikeda destaca por un alto grado de detallismo que queda reflejado en los escenarios, la vestimenta e, incluso, los instrumentos del colegio. Es tanto el nivel de perfección alcanzado por la autora en esta obra que se le otorgó el premio A la Mejor Escenografía Jamás Creada para un Manga, cuando finalizó la historia en 1981.
Una obra indispensable para los amantes de la buena lectura y de la novela clásica, sean o no lectores de manga o cómic.