Nacido en Barcelona en la década de los 80 es un apasionado del manga desde que tiene uso de razón. Cursó estudios de Sociología en la Universidad Autónoma de Barcelona y actualmente se encuentra estudiando Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de Barcelona, además de sacarse el título de actor de doblaje. Paralelamente a su formación académica ha trabajado para varias empresas dedicadas al manganime como Norma Editorial, Jonu Media, Estudio Fénix o Canal Buzz
Empezó en el mundo de la radio, en el que destacó por conducir durante 7 temporadas consecutivas el programa de RCB llamado Mision Tokyo y ser colaborador del programa Más Allá de la Viñeta de COM Radio, aunque también ha participado en algunos proyectos televisivos de La Sexta y el Canal Buzz.
En el terreno de la prensa ha escrito para revistas especializadas como Minami, Shirase, Anitype, Dibus! y Jetix Magazine, además de editar su propia publicación, Mision Tokyo Magazine.
Actualmente es uno de los directores de MisionTokyo.Com
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Hay que hacer los deberes
Que si el manga es algo minoritario en España, que si estamos a años luz de EEUU, Francia o Alemania… Excusas, excusas y más excusas, la resignación es el principio del fracaso y el reiterado discurso que se emite desde las editoriales va en esta línea.
Que el manga no es una moda pasajera es algo que ha quedado demostrado y asumido por todos, las decisiones de antaño de cancelar líneas y series han sido reconocidas como errores del pasado, por lo que ahora las empresas profesionales deberían planificar su política editorial en pos de aumentar el consumo de manga en España y pensar más allá de las cuatro paredes de sus oficinas.
Promover la difusión del manga en la sociedad no debe ser una tarea exclusiva de los sacrificados aficionados, que nada reciben a cambio y que carecen de recursos económicos. La voluntad es buena pero falta la profesionalidad que deberían aportar las grandes editoriales.
“Las editoriales de manga viven en una burbuja de la que sólo salen para ir a buscar las devoluciones y maldecir a las distribuidoras o tenderos por no vender más”
Si vives en alguna capital de provincia que tenga la suerte de contar con alguna tienda especializada todavía puedes tener la suerte de comprar las novedades editoriales que lleguen, pero si resides en cualquier otra zona de España, conseguir las novedades puede ser una auténtica cruzada. Y si a un aficionado le cuesta comprar manga imaginaos lo que debe significar para un adolescente que únicamente tiene un mínimo de inquietud cultural o curiosidad hacia los tebeos japoneses. El problema de la distribución es eterno, de difícil solución, aunque ya se esta trabajando en ello. Pero lo que parece que las editoriales ni siquiera se plantean es la necesidad de generar nuevos lectores de manga. Más a menudo de lo deseable da la impresión que las editoriales viven en una burbuja de la que sólo salen para ir a buscar las devoluciones y maldecir a las distribuidoras o tenderos por no vender más.
Es en este preciso instante cuando debería elogiar el esfuerzo y reconocer su importancia en la creación de nuevos aficionados de las revistas especializadas que llegan a los quioscos, las asociaciones que organizan eventos y sobretodo de las distribuidoras de anime que constantemente intentan convencer a las televisiones de que incluyan la emisión de anime en su programación, salir en los medios de comunicación es algo vital; pero debido a la naturaleza crítica de esta columna prefiero reivindicar la necesidad de que las empresas que se lucran a costa del manga y que dan vida a esta industria se esfuercen en preservarla y trabajen en pos del crecimiento de un mercado olvidado. Un ejemplo claro de lo que se puede lograr cuando las editoriales reman hacía esta dirección es el éxito del Salón del Manga de Barcelona y el impacto mediático que tiene. La promoción y difusión lo son todo, y este deber corresponde, esencialmente, a las editoriales profesionales.