La imaginación es un poder que no está al alcance de todos. De su buen uso dependen muchas de las grandes mentes que nos deleitan cada día con sus historias a través de los libros, series, películas y videojuegos. No es una cuestión de vida o muerte, pero cuando tienes unas tediosas y agotadoras horas de clases ininterrumpidas por delante, la imaginación es, quizás, el mejor arma para combatirlas.
Y es precisamente la fresca y brillante inventiva de este slice of life lo que atrajo, no solo a Ediciones Tomodomo para animarse con su licencia, sino también a todo lector que se ha dejado imbuir por sus páginas. Con motivo de un más que merecido noveno tomo que se pone a la venta justamente hoy en nuestro mercado, desde Misión Tokyo os animamos a acompañarnos en un pequeño tour para conocer qué es lo que hace tan especial a El pupitre de al lado.
Sinopsis
¿Quién no se ha aburrido alguna vez en clase? Que se lo digan a Seki, que ha hecho de su pupitre, su patio de recreo imaginativo personal. ¡Es todo un maestro del arte de matar el tiempo! Domina clásicos como fabricar un folioscopio o construir un circuito de dominó con gomas de borrar, pero también se atreve con propuestas más innovadoras, como esculpir figuras de arena o realizar una excavación paleontológica en su propia mesa. Esto no resultaría raro… si no fuera porque cualquier nueva invención de Seki trae de cabeza a su compañera de pupitre, Yokoi. Ella es una estudiante aplicada, que intenta prestar atención a las clases en todo momento; pero no puede evitar sentirse atraída por todo aquello que Seki maquina en su pequeño espacio de juego particular. Al final, el imaginario de su compañero acaba por atraparla y ella misma termina sumida en una batalla de piezas de shogi o en una pelea de bolas de papel cual frente de batalla campal.
Guión
Es esta la premisa de uno de los mangas más curioso que se publican actualmente en nuestro mercado. Titulado El pupitre de al lado (originalmente Tonari no Seki-kun), esta obra autoría de Takuma Morishige, propone a los lectores un ejercicio de imaginación e inventiva poco frecuentado en la cultura actual. En una sociedad poblada de nuevas tecnologías, Morishige nos recuerda y reafirma el poder de nuestra mente. Y es que a Seki no le hace falta decir ni una palabra; de hecho, es esa una de sus virtudes: no habla. Una clara muestra de la regla del “Show, don’t tell” tan propia de la cinematografía y los videojuegos, que brilla con luz propia en este título tan peculiar.
Todos hemos tenido un fiel compañero de desventuras en nuestras etapas escolares. Vivencias que perdurarán en nuestra memoria y que se convierten en parte fundamental de nuestra personalidad, para bien o para mal. ¿Quién no se ha llevado un regaño por alguna travesura? Es con este sentimiento de diversión y travesura con lo que juega el autor para crear las personalidades de los protagonistas: Seki es diversión, es inventiva, es juventud en estado puro. Mientras que Yokoi es seriedad, es estudiosa y aplicada, es la consciencia de su compañero sin proponérselo.
Y es que el concepto de «compañero de pupitre» es un poco más complejo en Japón. Se refieren a él como «tonari», un vocablo que hace referencia también a la vecindad. Algo bastante significativo, puesto que los somete a un lazo de unión invisible durante las horas lectivas: compartir útiles escolares, libros, apuntes… No es difícil reconocer estas acciones, pues están presentes en gran parte de las escenas escolares del manganime: Sawako y Kazehaya en Kimi ni Todoke o Takagi y Nishikata en Karakai Jozu no Takagi-san. De esta forma, Yokoi no puede evitar estar pendiente del chico que se sienta a su lado, el cuál se empeña en hacer de todo, menos prestar atención. Con todo, nos referimos, literalmente, a cualquier cosa. El recurso de la exageración funciona perfectamente en esta comedia de situación disfraza de slice of life escolar, un esperpento en pequeñas dosis que proponen al lector, no solo lecciones de humildad, sino un ejercicio imaginativo y reflexivo sobre la propia persona, su niño interior y la sociedad.
El manga se articula en capítulos cortos y autoconclusivos en su mayoría. Aunque a priori parece no poseer un hilo conductor que derive en una trama principal, pues casi todos los capítulos se llevan a cabo en el ámbito escolar (recordemos, la imaginación de Seki funciona con todo lo que rodea a su pupitre o a cómo matar el tiempo en clase); no hemos de obviar el perfecto desarrollo de personajes que se muestra en la obra. Al principio, Yokoi es reacia a dejarse llevar por Seki, pero con el devenir de los capítulos, se puede observar cómo es ella misma la que insta a Seki a realizar alguna acción. Por lo hablar del propio Seki, un chico que no necesita decir nada para enamorar a los lectores, quien al principio se muestra solitario en su labor de pasar el tiempo en clase, pero conforme pasan los capítulos, descubrimos que en realidad sí percibe la complicidad con su compañera de pupitre, hasta el punto de realizar ciertos juegos solo por ella. ¿No recuerda esta quijotización y sanchificación a cierto caballero andante y su fiel escudero de la literatura cervantina?
A lo largo de los, hasta ahora, diez tomos editados en Japón, la imaginación de Seki podría rivalizar perfectamente con la de Gosho Aoyama a la hora de pensar nuevos casos para el pequeño Conan Edogawa. Un sin fin de particulares formas de matar el tiempo de clase han traído de cabeza no solo a Yokoi, sino a un grupo de variopintos personajes secundarios que también tienen su propia versión de la historia: desde la madre del propio Seki, hasta la compañera de clase que se ha imaginado toda una historia de amor entre ambos… ¡y la familia de robots, por supuesto!
El ritmo narrativo es lento y pausado, simulando la sensación de desasosiego con la que pasa el tiempo en una clase; y siempre marcado por la narración de los pensamientos de Yokoi, pues es ella la que hace un doble papel: es el reflejo del propio lector, y a la vez, el narrador de la historia. Cada capítulo propone un nuevo reto, fresco y brillante, que acaba por dibujar una sonrisa irremediablemente en el lector. Es imposible no dejarse atrapar por el imaginario de Seki, y más aún con las disparatadas ideas de la mente de Yokoi.
El dibujo
Por su parte, el dibujo de Morishige se muestra simple, pero con efecto. Un trazo limpio, simplista y dinámico, que no necesita más detalles que sobrecarguen la escena para exponer su mensaje, dotando a la obra de un lenguaje corporal que complementa a la perfección a la narrativa y encuadre de las viñetas. Es curioso como el autor aboga por una distribución clásica para las viñetas: formas cuadrangulares sin apenas truncamientos típicos de la narrativa manga, en una disposición lineal que facilita el seguimiento de la lectura. Sin embargo, cuando el momento lo requiere, es capaz de mostrar una ilustración a página completa con toda la fuerza de un giro inesperado en el juego imaginativo que atrapa a los protagonistas.
Es necesario mencionar el saber hacer para con el diseño de personajes. El hecho de que se trate de un slice of life de humor que no requiera de un despliegue apabullante de efectos que adornen la trama, no significa que los personajes consigan sobresalir con personalidad propia. Sin ir más lejos, Yokoi tiene el pelo blanco, lo cual ya la hace destacar, además de crear un contraste más que evidente con Seki, cuyo cabello es oscuro. De esta forma, Morishige juega con la tan conocida dualidad Ying-Yang para resaltar la relación entre ambos.
Especial atención merecen las portadas de los tomos. Sus ilustraciones son simples, sencillas y efectistas, al igual que los capítulos. Es más, cada portada es una nueva historia que te pone en situación sobre la relación de los personajes, al ver como poco a poco, los pupitres de Seki y Yokoi se van acercando.
La edición
El cariño con el que esta editorial trata a sus obras se hace presente en la edición de El pupitre de al lado. Y es que, como sus propias editoras dijeron, se habían enamorado de Seki hasta el punto de que no podían dejar pasar la obra, a pesar de que en el momento de su licencia, rompía con todas las reglas establecidas por la editorial: era un título abierto sin miras a un pronto final.
Los tomos conservan su formato original japonés: libro en rústica con sobrecubierta, tamaño B6. Además, varios de sus tomos también incluyen las páginas a color originales de su publicación en la revista. Las portadas se han conservado y el grafismo del título se presenta en una tipografía fina y sencilla, para no romper la armonía de la ilustración. En general, una edición más que correcta a nivel de encuadernación y reproducción, aunque debemos mencionar que el tono blanco de las portadas podría sufrir el paso del tiempo y decolorarse ligeramente hasta adquirir un tono blanco sucio o beige.
Para finalizar, hemos de hacer especial mención a la traducción al castellano de Ana María Caro, un trabajo impecable que aporta frescura y fluidez a la lectura, además de sacarnos alguna que otra sonrisa.
¿Sabías qué…?
- El manga, autoría de Takuma Morishige, se publica en las páginas de la revista Comic Flapper de la editorial Media Factory desde el año 2010. Se trata de una revista de corte seinen y cadencia mensual, que lleva en publicación desde el año 1999, como sucesora de la antigua revista Comic Alpha.
- Originalmente, Morishige publicó un oneshot o historia corta en la que presentaba a Seki haciendo una de sus travesuras en clase. La historia fue muy bien recibida por el público, lo que le valió su serialización en la revista poco tiempo después.
- La popularidad de la obra le valió una adaptación al anime en 2014. Su realización estuvo a cargo del estudio de animación Shin-Ei Animation (Doraemon 1979, Ninja Hattori, Karakai Jozu no Takagi-san), bajo la dirección de Yuji Motoh. La animación supo captar perfectamente la esencia de la obra en capítulos cortos de unos 7 minutos.
- El anime se puede disfrutar en Crunchyroll, donde recibió el nombre de Tonari no Seki-kun: The Master of Killing Time, un subtítulo que describe perfectamente al personaje protagonista.
- La seiyuu Kana Hanazawa fue la encargada de prestar su voz a Yokoi, además de cantar el OP del anime, Meiwaku Spectacle. Por su parte, aunque Seki no hable, sus pocas interacciones de sorpresas y aspavientos tuvieron la voz de Hiro Shimono.
- En 2015, la obra fue adaptada a Live-Action bajo el título de Tonari no Seki-kun to Rumi-chan no Jishō. Se trataba de una serie de 8 capítulos que suponían un crossover con otro manga titulado Rumi-chan no Jisho. El punto en común de ambos eran sus personajes protagonistas, cuyo nombre era Rumi (el nombre completo de Yokoi es Rumi Yokoi).
- El tomo 5 de la edición japonesa incluía de regalo una OVA que constaba de dos capítulo especiales.
- El tomo 5 de la edición española de El pupitre de al lado incluye una entrevista exclusiva con el autor donde, entre otras cosas, revela detalles interesantes sobre la creación de la obra.
- La familia de robots que aparece de forma recurrente en la historia está basada en los diseños de los personajes de los Transformers, porque al autor le gustaba jugar con ellos cuando era pequeño.
Conclusión
El pupitre de al lado es un título de fácil lectura, con unos personajes bien construidos que dan consistencia y verosimilitud a la trama. Todo ello aderezado con una buena dosis de imaginación; y un dibujo sencillo y efectista que se diluye perfectamente en las desventuras de Seki y Yokoi durante su tiempo en clase. Un cántico a la juventud que no dejará indiferente a quien quiera adentrarse en la clase y ser cómplice de las travesuras de estos dos compañeros de pupitre.