Uno de los mayores errores que comete la gente cuando habla de series es juzgar según la demografía de estas. Muchos tienen la noción de que llamar shonen o seinen a una obra equivale a hacerla más adulta o no. Precisamente el cómo tratan las series aspectos como la muerte suelen usarse para calificar una serie para niños o adultos. Pero al final no se trata de a qué demografía se haya encasillado una serie o si sus personajes mueren o no; lo importante es la forma en que trata dichos temas.
En One Piece, por muchos ataques que destrocen el escenario hay pocas muertes en cuánto a figuras principales. Al inicio del viaje el lector podía pensar que personajes como Bellamy o Gin podrían haber muerto dadas sus circunstancias. Mientras que Gin se fue con toda la tripulación de Don Krieg aun estando envenenado, Bellamy sufrió una humillación por parte de Doflamingo. Pasaron más de cincuenta tomos antes de que se volviera a ver a Bellamy, en cambio con Gin aún su paradero resulta ser incierto. Y más adelante sucederá algo similar con Monet en Punk Hazard o con cierto personaje en el arco de Big Mom. Nunca sabremos si realmente un personaje ha perecido.
Durante toda la serie vemos la crueldad y el alcance del poder de muchos personajes. Sean de la marina o piratas no dudan en atacar a los más inocentes. Por ello, en ocasiones se suele mostrar la crueldad de ciertos personajes a través de los asesinatos que hará. En Marineford, aunque únicamente sean recordados la muerte de dos personajes, hubieron muchas más bajas. Muchos personajes de relleno perecieron en ese choque de poderes.
Pero no solamente perecen personajes del fondo, y es que en ocasiones podemos llevarnos una sorpresa como lo que sucedió en la saga de Thriller Bark. Todos los zombis y cuerpos alterados de la isla vivían gracias a las sombras de Gecko Moria, y aunque estaban bajo sus órdenes, todos tenían su propia personalidad y autonomía. Cuando llegó el final del día, cierto que no murió ningún humano, pero todas las sombras volvieron a sus respectivos dueños, resultando así en la “muerte” de todos los habitantes de Thriller Bark. Aquí ya se entraría en el debate sobre hasta qué punto los zombis de la isla podían ser considerados como ser vivos o seres autónomos a cuando eran sombras, pero resultó ser un cambio de perspectiva ante la premisa inicial de que “no moría nadie”.
Sin embargo Eiichiro Oda ya afirmó que pocos personajes importantes tienen previsto morir y cuando llega dicho momento es porque estamos ante un punto de inflexión de la historia. Si hablamos de muertes de la serie tenemos que hablar de la batalla de Marineford y la muerte de Barbablanca y Portgas D. Ace. Ambas muertes resultaron en un cambio tanto para la sociedad de la serie como para el desarrollo de Luffy y su tripulación.
Y no hay mayor cambio que el mismo pasado de los personajes. La muerte en los flashbacks de cada uno de ellos está siempre presente. Una figura importante que perece ante una fuerza mayor, el cómo la injusticia ha acabado con la vida de los seres queridos de cada uno de ellos. Oda ha declarado en varias ocasiones que le gusta dotarles de trasfondos a sus personajes, justificando así sus motivaciones como personalidades, y no hay evento que impacté más a los más jóvenes que ver como una figura importante para ellos recibe un daño irremediable.
La muerte termina siendo el destino de todos los seres vivos, el punto y final a toda historia, y en One Piece se usa únicamente para contarnos distintos cambios que suceden a lo largo de la aventura. Habrá personajes que se darán por muertos durante un buen tramo, pero nunca habrá la total seguridad de que hayamos lo hayamos visto todo de todas las vidas que nos irán presentando en este largo viaje.