Superar la pérdida de un ser querido siempre es algo complejo. Por lo general se suele atravesar por cinco estados emocionales distintos que llevan a la superación del hecho. Estos estados son: la negación, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación. La historia de AnoHana es básicamente la historia de un grupo de amigos tratando de atravesar estos estados del duelo pero de un modo misterioso y fantástico, pues serán ayudados por el fantasma de su fallecida amiga.
Ivrea ha publicado en tres volúmenes el manga que adapta este exitoso anime del estudio A-1 obra del director Tatsuyuki Nagai y la prolífica guionista Mari Okada.
Seguidnos a través de esta reseña para ver si entre todos conseguimos descubrir “el nombre de aquella misteriosa flor”.
Sinopsis
Unos amigos de la infancia dejan de mantener contacto tras la muerte de Meiko Honma. Jintan Yadomi, que era el líder del grupo, abandonó los estudios y vivía una vida solitaria hasta que se le aparece el fantasma de Meiko. Parece que solamente puede interactuar con él y con nadie más. La chica ha vuelto para pedirle a Jintan que le cumpla un olvidado deseo que anhelaba cuando eran pequeños. Eso obliga a Jintan a reunir al grupo nuevamente. Sin embargo, mientras que debe conseguir que le crean (nadie aparte de él puede ver a Meiko), la historia va revelando que Jintan no es el único reacio a dejar atrás su pasado, y que todos sienten algo de culpa por la muerte de Meiko.
Guion
A decir verdad el argumento de la obra es muy simple. Un grupo de amigos se separa tras la muerte de una de ellos. El fantasma de la fallecida se aparece años después para reunir a los miembros restantes y que la ayuden a cumplir un deseo inconcluso. El grupo se reúne, superan sus traumas individuales, se reconcilian y consiguen ayudar al fantasma de su amiga. El desarrollo narrativo es totalmente de manual con una presentación de la historia/personajes, un desarrollo en constante crescendo hasta el clímax y finalmente una resolución a todos los conflictos que lleva a un cierre final. Pese a todo la narración no es constante y fluida pues alterna un continuo devenir de saltos entre el pasado y el presente de los personajes lo cual le da a la historia determinado dinamismo.
Lo que realmente enriquece esta premisa tan simple de historia son sus protagonistas. El desarrollo emotivo de los personajes es lo que aporta valor a la serie. El grupo al completo de amigos es un círculo vicioso de amores no correspondidos y sentimientos encontrados que quedan sin resolver a raíz del cisma que la muerte de Menma produce en ellos. Todos esos sentimientos infantiles derivan en traumas adultos que abarcan trastornos psíquicos graves tan variopintos como el síndrome de Hikikomori o las personalidades múltiples.
El dramatismo es general a lo largo de todo el manga y está salpimentado por ligeras dosis de humor que equilibran los momentos trágicos que ofrece este Slice of Life con toques paranormales. El romance también se encuentra presente en parte pero lo hace más bien de soslayo y refilón pues nada queda realmente claro sobre el actual devenir en los corazones de los protagonistas.
El dibujo
Nos encontramos con un manga algo tardío que es básicamente la adaptación de un anime de éxito, por lo tanto, al igual que con todas las obras manga que adaptan animes, las comparaciones van a ser odiosas aunque necesarias.
Los diseños tanto adultos como infantiles de los personajes están bien trazados y estilizados. De todos ellos el único que no aporta apenas diferencias entre su versión de niña como de adolescente es el de la propia Menma, por el resto, la recreación de ambos es muy correcta y diferenciada. Los vestuarios varían completamente de una escena a otra y salvo por los uniformes escolares o la ropa de Menma apenas se repiten.
Mitsu Izumi ha sabido trasladar rigurosamente lo visto en pantalla hasta las páginas de su manga. El resultado es un manga muy visual que respeta los planos cinematográficos y la fluidez característica de la animación. Su recreación tanto de interiores como de exteriores es detallista y esmerada lo cual le aporta al conjunto un gran realismo y verosimilitud.
Edición
La editorial Ivrea ha sido la responsable de publicar los tres tomos que componen la colección de AnoHana. Gráficamente han respetado la edición japonesa de los tankoubon que alternan en portada a un dúo de protagonistas en cada volumen.
El formato escogido de los tomos el C6 con sobrecubiertas y tapas el formato rústico. Cada manga además incluye una lámina desplegable completamente a color siendo la del segundo tomo una ilustración a doble cara.
La calidad de encuadernación, papel y traducción son las habituales dentro de las colecciones de Ivrea así que aquí no nos encontraremos sorpresas.
¿Sabías que…?
- Mitsu Izumi, responsable de la adaptación al manga se encuentra actualmente publicando 7th Garden, un entretenido shonen sobrenatural en el cual un pobre jardinero tendrá que ponerse al servicio de una diablesa tras liberarla por error de su cautiverio.
- Tatsuyuki Nagai, director del anime original es el responsable también de proyectos tan exitosos como por ejemplo Toradora!
- El scritp original es obra de Mari Okada, guionista consagrada y responsable de series tan famosas como Fractale, Fate/Stay Night, Rozen Maiden, Basilisk, Vampire Knight o Black Butler.
- Además de anime y manga Anohana cuenta con una película de animación que complementa el argumento original, un live action así como un videojuego para la PSP.
Conclusión
AnoHana es una de esas obras que tira mucho de la nostalgia infantil para hacerse cercana al púbico. Está llena de divertidos clichés infantiles nipones como las bases secretas y los nombres de las pandillas al estilo de los “Cho-Heiwa Busters”
Es una serie emotiva y cruda que trata temas serios como la muerte y la superación del dolor que ella causa tanto en amigos como en familiares.
Su historia es sencilla, entretenida y muy agridulce. Si sois de lágrima fácil os recomendamos leerla con un paquetito de pañuelos a mano, especialmente de cara al tercer tomo.